EL AMOR : ¿NECESIDAD Y/O LIBERTAD?

 

Después del beso-fusión del final de la película romántica ¿qué sucede con los protagonistas?

El amor romántico constituye uno de los arquetipos de la relación hombre-mujer que traspasa todos los tiempos. ¿Como se expresa en la modernidad?,

¿es muy diferente lo que busca o anhela la mujer o el hombre de hoy día en su necesidad de complementarse?.

La búsqueda de la felicidad, socialmente incluye la complitud a través del otro. Nuestra otra mitad encarnada  en el sexo opuesto. A pesar de las dificultades del encuentro hombre-mujer  actuales, seguimos repitiendo insistentemente y probando a encontrar esa pareja ideal. Esa pareja que nos complemente; que nos llene la sensación de vacío; que nos haga olvidar la angustia existencial de sentirnos uno en el mundo….nosotros mismos.

 

EL AMOR ROMÁNTICO

 

EL MITO

 

Ya Platón en el “simposio” recordaba el mito del andrógino, ser compuesto de la unión de hombre y mujer; que por haber intentado subir al cielo para golpear a los dioses fue castigado por Zeus que para debilitarlo le cortó por la mitad. Desde entonces  cada mitad busca desesperadamente a la otra por el mundo; y si se encuentran, llegarán a aquel estado de fusión total; en el cual no hay más problemas; donde se llega a la experiencia de euforia que hacen pensar en los estados de alteración de la conciencia y del humor.

Jung, hablando del animus, componente masculino de la mujer y del ánima, como componente femenina del hombre, recrea este particular mito, cuando dice que la verdadera unión profunda se realiza entre estos aspectos inconscientes de la pareja

 

EL ARQUETIPO

 

Los griegos entendían que el amor era a la vez eterno y universal en la humanidad. Lo consideraban un dios-EROS-. Igual que un dios, el amor se comporta en el inconsciente como una “persona”. Es algo o alguien que vive dentro de cada cual. Permite que el ego mire fuera de si mismo, para ver a nuestros semejantes  como algo a ser valorado y tratado con cariño; no apenas algo para ser usado. Cuando amo es el AMOR que actúa a través de mí. Es un estado del ser; un vínculo; una ligazón con el otro.

 

 

 

 

AMOR HUMANO Y AMOR ROMÁNTICO

 

Según el psicólogo y escritor Robert Jhonson, el amor romántico, entendido como una totalidad indispensable para la felicidad y la realización humana, es un producto típicamente occidental. “Como fenómeno masivo, el amor romántico es peculiar de Occidente… lo consideramos como la única forma de “amor” sobre la que pueden basarse el matrimonio o los vínculos amorosos. Pensamos que es el único “amor verdadero”.

Esta concepción se configuró durante la Edad Media y tiene unas características bien definidas:

El amor romántico no significa amar a alguien; significa “estar enamorado”. Cuando estamos enamorados creemos haber encontrado el sentido esencial de la vida, revelado en otro ser humano. Estamos completos, hemos encontrado las piezas que faltaban. El paquete psicológico incluye una exigencia inconsciente; que nuestro amante o esposa nos provea siempre ese sentimiento de éxtasis o intensidad.

 

Pese a nuestro éxtasis cuando estamos “enamorados”, pasamos la mayor parte de nuestro tiempo con una profunda sensación de soledad, alienación y frustración ante nuestra incapacidad para establecer relaciones genuinamente afectuosas y comprometidas

 

El romance no es un amor dirigido a otro ser humano; la pasión del romance siempre se dirige a las propias proyecciones, a las propias expectativas; a las propias fantasías. Es un amor volcado hacia uno mismo. Conscientemente o no proyectamos intuiciones o ideas sobre todo aquel que se nos acerca. Un ser imaginario acompaña a un individuo desde el instante mismo en que se presenta ante otro individuo. Partiendo de nuestras propias esperanzas y desilusiones pasadas, le pedimos inconscientemente al otro que represente un papel en el teatro de nuestra imaginación.

 

Durante el romance el amor del self se distorsiona; se vuelve egocéntrico y se malogra su naturaleza original.

 Al tratar de reverenciar al inconsciente  mediante nuestras proyecciones hacia otra gente; pasamos por alto la realidad oculta en tales proyecciones; no advertimos que estamos buscando nuestro propio self.

 

El amor humano ratifica a la persona que está realmente allí, en vez del ideal que preferiríamos o de las proyecciones que fluyen desde nuestra mente. El amor es el dios interior que abre sus ojos ciegos a la belleza, el valor y la calidad de otra persona. Nos induce a valorizar a esa persona como un self total individual.

En el mundo del inconsciente el amor es una de esas grandes fuerzas psicológicas que tienen poder para transformar el ego.

 

Tenemos que despertar para el mundo interior, que aprender cómo vivir el “amor del self” como experiencia interna. Entonces podemos dirigir nuestra mirada hacia fuera, hacia la gente concreta y las relaciones que establecemos con ellas.

Podemos aprender que la esencia del amor no consiste en utilizar al otro para ser felices sino en atender y afirmar a quien amamos.

Podemos descubrir que lo que nos hace falta no es ser más amados sino amar.

 

YO Y LOS OTROS

 

Cada uno de nosotros, en el análisis final, somos islas de conciencia, y ésa es la raíz de nuestra soledad.

El amor es nuestra respuesta emocional hacia aquello que valoramos en gran manera; es la experiencia de alegrarse por la existencia del objeto de nuestro amor; y el gozo que supone la interacción o el compromiso con éste.

El origen de nuestro deseo de amar se encuentra en la profunda necesidad de valorar, de encontrar cosas en este mundo por las que podamos interesarnos, que nos motiven e inspiren.

 Las relaciones interpersonales, las respuestas y el feedback que recibimos nos van conformando la personalidad. Necesitamos la experiencia de ser conscientes de nosotros mismos y  nos la da  la interacción con otros seres humanos.

La libertad en las relaciones humanas pertenece al desarrollo de la conciencia individual; hemos de hacernos responsables de la manera en que nos relacionamos.

Los valores de consideración, conciencia, don del sentir y del amor desinteresado y la buena voluntad habrían de estar presentes en todas las relaciones humanas.

Estar en pareja es una escuela de autoconocimiento, de dar espacio al otro y de saber cómo sintonizar. Es una escuela de transformación porque exige un cambio de hábitos y desafía cualquier cosa que esté estancada en nuestra constitución.

 

LA AUTODEPENDENCIA

 

Yo necesito de los otros, no soy autosuficiente; pero puedo llevar esta necesidad conmigo hasta encontrar lo que quiero, esa relación, esa contención, ese amor…

La propuesta es que yo me responsabilice; que me haga cargo de mí, que yo termine adueñándome para siempre de mí vida.

Me sé dependiente; pero a cargo de esta dependencia estoy yo. Autodependencia significa contestarse a 3 preguntas básicas: ¿Quién soy?,

¿A dónde voy?, ¿Con quién?

 

           Me concedo a mí mismo el permiso de estar y de ser quien soy, en  lugar de creer que debo esperar que otro determine dónde yo debería estar o cómo debería ser.

 

           Me concedo a mí mismo el permiso de sentir lo que siento, en vez de sentir lo que otros sentirían en mi lugar.

 

 

           Me concedo a mí mismo el permiso de pensar lo que pienso y también el derecho de  decirlo, si quiero o de callármelo, si es que así me conviene.

 

           Me concedo a mí mismo el permiso de correr los riesgos que yo decida correr, con la única condición de aceptar pagar yo mismo los precios de esos riesgos.

 

 

           Me concedo a mí mismo el permiso de buscar lo que yo creo que necesito del mundo; en lugar de esperar que alguien más me dé el permiso para obtenerlo.

 

¿Qué pasa con nosotros que cuando amamos creemos que el otro tiene que ser como yo me lo imagino, tiene que sentir por mí lo que yo siento por él, tiene que pensar en mí tanto como yo quiero, no tiene que correr riesgos que amenacen la relación y tiene que pedirme a mí lo que él quiere para que sea yo quien se lo alcance?

Esta es nuestra fantasía del amor; pero este amor esclavizante, mezquino y cruel no es un amor entre adultos. El amor entre adultos transita y promueve este espacio de autodependencia con el otro.

 

EL AMOR INMADURO

 

Madurez e inmadurez son conceptos que se refieren al éxito o al fracaso de la evolución biológica, intelectual y psicológica de un individuo, hasta su estado adulto de desarrollo.

En las relaciones sentimentales maduras, la expresión “diferencias complementarias” se refiere, sobre todo, a los “puntos fuertes” complementarios. En las relaciones inmaduras, esta misma expresión se suele referir a los “puntos débiles” complementarios. Estas debilidades incluyen necesidades, deseos y otros rasgos de personalidad que reflejan cierto fracaso en el desarrollo correcto, algún error en el proceso de madurez psicológica.

 

Las personas inmaduras tienen tendencia a considerar a los demás primariamente como fuentes de gratificación de sus propios deseos y necesidades, no como seres humanos por propio derecho (casi como un niño considera a sus padres). Sus relaciones tienden a ser dependientes y manipuladoras, no el encuentro de dos seres autónomos  que se sienten libres para expresarse sinceramente y apreciar y disfrutar de la personalidad del otro; se trata del encuentro de dos seres incompletos que ven el amor como el remedio para el problema de sus deficiencias internas. Tienden a convertir el “amor” en un sustituto de la evolución hacia la madurez y la autorresponsabilidad.

En cierto sentido, podemos decir que una característica del amor inmaduro es que el hombre o la mujer no es capaz de percibir a su pareja de forma realista, y sustituye una visión clara por fantasías y proyecciones diversas.

 

A veces estas relaciones manifiestan todas las características de una adicción. La autoestima depende hasta tal punto del respaldo y la confirmación de su pareja que incluso las ausencias más breves, aún las separaciones más mínimas, son capaces de motivar su ansiedad, el pánico, el desespero. Cuando una relación de este tipo se agota, el miembro de la pareja que queda abandonado puede experimentar el “síndrome de abstinencia” propio de un adicto.

 

AMOR Y LIBERTAD

 

Te quiero no para atraparte

te quiero para liberarte

no querer adueñarme

de tu corazón

es la razón de amarte

 

Así como el ser humano no está exento de perder su libertad amando aunque quiera liberarse desde el amor se vive dialécticamente, porque quien lo vive es el hombre y “el hombre no es lo mejor de sí, ni lo peor de sí, sino esa lucha”. Esa lucha por dejar de mal amar para bien amar, es decir de poseer para liberar, de tener para confiar… Las desgarradoras contradicciones del amor.

 

El amor se aprende. Se ha de dejar de ser un amante cobarde para transformarse en un amante libre de temores.

En el amor, cada uno de nosotros es responsable por lo que siente; y no puede culpar al otro por eso. Nadie pierde a nadie porque nadie posee a nadie. Y ésta es la verdadera experiencia de la libertad tener lo más importante del mundo sin poseerlo.

 

REFLEXIÓN FINAL

 

 Los caminos del autoconocimiento y del encuentro con el otro habrían de complementarse. Buscar afuera; mirar hacia dentro son caminos paralelos; encontrar nuestra plenitud nos facilita mejorar nuestras relaciones interpersonales.

La dependencia de llenar nuestra vida del amor del otro; ser felices a través del otro; motivarnos con su presencia….  Debería irse equilibrando con la liberación de sentirnos llenos de amor hacia nosotros, hacia los demás; sentirnos unidos al entretejido del Universo, parte del mundo… Los encuentros deberían ayudarnos a reconocernos en el otro y a compartir nuestras experiencias mutuas de vida.

 

Porque yo estoy en vibración de amor hacia mí, hacia ti, puedo reconocer en ti este sentimiento.

Cuando me siento abandonado, alejado del amor universal; pongo en ti la carga de llenar este vacío.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Branden, N. La psicología del amor romántico. Editorial Paidós

 

Jhonson,R. Para comprender la psicología del amor romántico. Editorial Era Naciente

 

Sleigh, Julian. Amigos y amantes. Editorial comunidad de cristianos de Lima, 1991.

 

Bucay, Jorge. El camino de la autodependencia. Editorial Grijalbo